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Antes de subir a la micro, no encontré monedas de a 10. Así que pagué con 150. El Sr. micrero, hombre de unos 50 años de edad, con pinta de ser un buen padre y abuelo querendón, me fusiló con una mirada tal como si yo le hubiese pegado a su hija de 12 con un bate. Luego, rebuscó refunfuñando 3 monedas de a 10.
Generalmente, esto no me importaría en absoluto. El punto es que ¿qué convierte a un buen hombre en un demente? Es obvio que las condiciones laborales son dignas de los carboneros del Titanic y que el stress de maniobrar entre 5000 lunáticos como él mina y destruye la humana humanidad humana (a lo Joe Pino). Mi única conclusión es que el trabajo de ser micrero debiese estar prohibido por la convención de Ginebra. Y que, para empezar:
1) Para eliminar los asaltos, el chofer debiese estar tras una pantalla de cristal blindado con 0 posibilidad de que un delincuente asalte al chofer o que el chofer asalte un estudiante
2) Vender tickets tipo metro en cabinas habilitadas eliminaría el 50% del dinero circulante en las micros, disminuiría los asaltos y permitiría que el energúmeno se concentre en manejar, que falta le hace
3) Deben existir vías exclusivas para micros. Pero no a lo "Alameda", sino a lo "Grecia"
4) Dejémonos de tonteras; reemplacemos las micros con tranvías automatizados o por lo menos cuya conducción no sea responsabilidad humana. Si lo piensan un poco, los tranvías no se adelantan unos a otros, no hacen carreras y no paran fuera de los paraderos.
5) Debe quitarse temporalmente la licencia de conducir a los micreros que atacan pasajeros, y permanentemente a los que han matado a alguien. Digo esto, porque el asesino público número 1 de Chile, en libertad Y MANEJANDO es un micrero de no me acuerdo que linea que ha atropellado y dado muerte a más de 40 personas (lo leí en LUN, debe ser verdad).

Sono+