=]<5=

Esta historia es completamente real. Me ocurrió a mí e iba con mi Sandy.

Como ustedes sabrán, ayer era 11 de Septiembre. Uno piensa que la gente es razonable y hace cosas razonables, como ustedes. Pero lamentablemente, el error es grande al pensar tal cosa.

Ayer ayudamos a ma friend Jaime a cambiarse a su nuevo depto, y de paso, compre una puerta para mi casa en Sodimac. A eso de las 8 / 8:30 acompañamos a Gonzalo y Jaime a la casa de este último a buscar la mochila que idiotamente el primero olvidó. Luego, embarcamos al hamster y nos dirigimos en mi camioneta a dejarlo cerca de su casa, en camino a la casa de la Sandy.

Como dato histórico, la camioneta es una Chevrolet Luv 1992. No le gusta la bencina sin plomo, así que desde que se eliminó el plomo en la bencina, tiene asma. El motor es de 1.6. Económico, pero no sirve para quemar neumáticos, derrapar en las esquinas ni ninguna chulería de esas.

O eso pensaba yo.

Saliendo de Portugal, nos dimos cuenta de que estaba un poco solitario el camino.
Entrando a Vic Mac, vimos que no había una sola micro en la calle. Ahí decidimos dejar al hamster en su casa, dado que no quería ir a ninguna otra parte. Esto es, en el 34 de Vic Mac. Entonces llamaron mi papá y el papá de la San, enojadísimos porque no habíamos vuelto. Ahora me doy cuenta de que fue poco después que empezaron las noticias.

A partir del 12 de Vicuña, encontramos montones de gente en la calle que buscaba un medio para volver a sus casas. Al principio, varios. Luego, decenas. En el 14 yo diría que eran unas 1000 personas.

Pasamos a echar bencina. Se me acercó una señora con un niñito que venía de Viña. Iba cerca de la casa del roedor, así que le dijimos que la llevábamos.

Por ahí por el 27, había una barricada por el otro lado. Y me empecé a desconcertar. Para los que nunca hayan visto una, una barricada es uno o más neumáticos aderezados con ramas verdes, bañados en petróleo y flameados. Son flamas de unos tres metros de alto.

Dejamos a la señora y al roedor, y volvimos. A eso de 90 km/h. Creo que adelanté a los pacos por la izquierda. A 90. Antes de la barricada, tomamos otra calle y llegamos a Nonato Coo. Ahí agradecí el haber comprado el volante con force feedback, porque me sirvió de entrenamiento para esquivar todos esos cráteres. Después de Nonato tomamos Trinidad, y luego, Vic. Rompí varias marcas de velocidad por ahí, y records de drifteo para camionetas subpotenciadas. Aliviado, tomé Vespucio doblando por un paso prohibido pensando que iba a llegar luego a casa.

Que iluso fuí.

La carretera estaba sospechosamente vacía. Encontré un neumático de camión. Y luego, cerca de Santa Rosa, donde la autopista se convertía en una pista, había cuatro autos detenidos ante una barricada. Un gil con un palo caminaba al lado de la calzada. Me juré que si me amenazaba con su palo, lo atropellaba. Me di media vuelta. Volvimos todos contra el tráfico por la caletera. De repente, la caravana se detiene. Estamos encerrados como viles ratas entre dos barricadas. Respiré profundo, aceleré a fondo, y pasé a 10 cms de las llamas. El humo ocre y pesado me abofeteó tanto como el calor que atravezó mi ventana. Estaba convencido que la camioneta había quedado negra y se había achurrascado el plástico de la puerta. Doblé a la izquierda, luego a la derecha, y volví a vespucio en dirección a Vic. zumbando por la caletera a 90, en la entrada a 110 y a 130 en la autopista. Era igual al nfsu2, pero sin la diversión.

Subimos por Vic. hasta departamental. Temblaba, porque la noradrenalina me recorría. La sandy estaba blanca. Nos fuimos por departamental, y nos relajamos un poco. Hasta que encontramos que estaba cerrada por barricadas. Nos escondimos detrás de los carabineros y luego frenamos.

Doblé a la derecha por una calle pequeña. Aceleré a 70. Pasé por una fila de velitas en el suelo, que me dieron pésima espina. Gente en las esquinas con cara de nada bueno. Calles promisorias en las que en el fondo se vislumbraba un montón de humo o derechamente fuego.

Llegué a Carlos Valdovinos. Varias patrullas bajaban, así que las seguí. En Santa Rosa, doblamos contra la circulación según indicación de los pacos. Adelanté otra patrulla a 80. Y me metí a Ureta Cox.

Aquellos que hayan jugado nfsu, recordarán las carreras de drag. Básicamente, se trata de carreras de aceleración; el objetivo es pasar cambios perfectos y acelerar hasta el máximo esquivando obstáculos.

Una cuadra al interior de Ureta Cox, se cortó la luz. Y me bajó el pánico. Subí las luces, e hice veinte cuadras de drag entre Santa Rosa y Gran Avenida, con dos lomos de toro incluídas. No creo que me haya demorado más de tres minutos.

En Gran Avenida no había nada. Pero en el 10 se cortó la luz, que volvió en el 22.

Volamos por el desvío de Vespucio. Pasamos varios carabineros y ambulancias.

En el 27, me di cuenta que yo andaba con banderas chilenas el 11 de septiembre. Idiota.

En el 29, me di cuenta de que no podía doblar el cuellode la tensión.

En el 31, antes de llegar a casa, le declaré mi amor a mi camioneta. Que en el camino adelantó TODA clase de vehículos, que siempre salió primera del semáforo, que hizo el drift perfecto cuando fue necesario, que aguantó como macho los hoyos, que pasó por encima de ramas y neumáticos quemados como si nada, que bramó por las calles respondiendo rápida y eficientemente al acelerador, al freno y al embriague.

En definitiva, que nos salvó la vida.