Mi Tributo
1 Comentarios Publicado por Kurakensama's External Plugin :: jueves, julio 02, 2009 :: 8:01 p.m..Muchas veces he pensado cuál sería el tributo que yo quisiera que la humanidad me diese. Y no me estoy refiriendo a la hipotética tríada libro-árbol-hijo, sino que justamente a lo opuesto, que es lo que deseo en agradecimiento hacia mí por parte del resto del mundo. Y decidí que si bien mi ambición material se puede colmar tranquilamente con algo razonable (digamos, un superdeportivo para cada día de la semana, un yate de 30 metros anclado en Port Vell, una casa de verano en una cala perdida en Menorca, algo así; no hay para qué exagerar), la ambición espiritual es un tanto peliaguda de definir y dimensionar correctamente. Y tras mucho meditar, encontré que es lo que deseo de ustedes, mis terrícolas lectores y compañeros humanos o humanoides. Lo que deseo no es mucho, es un tributo relativamente común pero que nunca he entendido bien como se lleva a cabo.
Quiero que a mi muerte, una calle principal lleve mi nombre.
Ok, ok, no tiene porqué ser la Alameda Bernardo O”Higgins. Y sinceramente, no entiendo esa expresión de extrañeza en sus caras. Yo no conocí al señor José Diego Benavente ni sé que fue lo que hizo en vida, pero heme aquí agregando su nombre a cuanto documento oficial he escrito últimamente.
¿Que hay que hacer para tener una calle con el nombre de uno? Mi suposición –y punto de partida para mi plan- es que hay dos maneras, siendo la primera y más fácil el comprar un terreno gigante, y estando viejo y cansado, regalarlo para crear una nueva comuna a la que le puedas poner tu nombre en la avenida principal, al estilo del sr. Irarrázaval. O podrías simplemente donar media cuadra a la municipalidad, lo que, si tienes suerte y te toca el funcionario correcto, te garantice tu nombre en una calle pequeña. La segunda manera es mucho más difícil: el camino del héroe.
El camino del héroe, my friends, es un camino complicado, incierto, y del que seguro no se sale con vida. Pero no sirve ser cualquier clase de héroe, ¡no señor! La señora que el mes pasado dio su vida por el hijo de una vecina no tendrá su nombre en una placa. Quien recibe una puñalada por defender a una mujer golpeada será olvidado. Y ciertamente y con todo el respeto que se merece la familia del gral. Bernales, eso es mucho más heroico que haber fallecido en un accidente tras haber sido un general excelente y buena onda. Hay que considerar, además, la idiosincrasia domesticada y traicionera de nuestro pueblo, tal como poblado de criollos sometidos que somos. Si yo fuese y a mano limpia derrotara a una armada extraterrestre invasora, la gente diría “ah, seguramente los alien estaban resfriados” o “en realidad, se gastaron todas las balas volando Nueva Cork* y ya no les quedaban cuando se encontraron con el Cofrecito este”. El año pasado a un tipo que molestaba cocodrilos una mantarraya le atravesó el corazón, y los australianos le pusieron su nombre a su más moderna fragata. Si a Fernando González le atravesara el corazón una pelota de tenis, su nombre sólo se estamparía en la portada de LUN. Dos días seguidos, hasta que Luli le pegue a Lali. Piensen ustedes cuántos héroes modernos recordamos en nuestras calles: el padre Hurtado, la Sor Teresa (creo), Neruda, Mistral*** ****. Y se prolonga la traición al intentar quitar el justo reconocimiento de Merino Benítez cuando se propone cambiar el nombre al aeropuerto.
En fin, al parecer no me va a quedar otra más que ser un ciudadano ilustre de vida ejemplar y muerte dramática y multimedia, de algún modo.
Buenas noches, mis terrícolas lectores*****
Quiero que a mi muerte, una calle principal lleve mi nombre.
Ok, ok, no tiene porqué ser la Alameda Bernardo O”Higgins. Y sinceramente, no entiendo esa expresión de extrañeza en sus caras. Yo no conocí al señor José Diego Benavente ni sé que fue lo que hizo en vida, pero heme aquí agregando su nombre a cuanto documento oficial he escrito últimamente.
¿Que hay que hacer para tener una calle con el nombre de uno? Mi suposición –y punto de partida para mi plan- es que hay dos maneras, siendo la primera y más fácil el comprar un terreno gigante, y estando viejo y cansado, regalarlo para crear una nueva comuna a la que le puedas poner tu nombre en la avenida principal, al estilo del sr. Irarrázaval. O podrías simplemente donar media cuadra a la municipalidad, lo que, si tienes suerte y te toca el funcionario correcto, te garantice tu nombre en una calle pequeña. La segunda manera es mucho más difícil: el camino del héroe.
El camino del héroe, my friends, es un camino complicado, incierto, y del que seguro no se sale con vida. Pero no sirve ser cualquier clase de héroe, ¡no señor! La señora que el mes pasado dio su vida por el hijo de una vecina no tendrá su nombre en una placa. Quien recibe una puñalada por defender a una mujer golpeada será olvidado. Y ciertamente y con todo el respeto que se merece la familia del gral. Bernales, eso es mucho más heroico que haber fallecido en un accidente tras haber sido un general excelente y buena onda. Hay que considerar, además, la idiosincrasia domesticada y traicionera de nuestro pueblo, tal como poblado de criollos sometidos que somos. Si yo fuese y a mano limpia derrotara a una armada extraterrestre invasora, la gente diría “ah, seguramente los alien estaban resfriados” o “en realidad, se gastaron todas las balas volando Nueva Cork* y ya no les quedaban cuando se encontraron con el Cofrecito este”. El año pasado a un tipo que molestaba cocodrilos una mantarraya le atravesó el corazón, y los australianos le pusieron su nombre a su más moderna fragata. Si a Fernando González le atravesara el corazón una pelota de tenis, su nombre sólo se estamparía en la portada de LUN. Dos días seguidos, hasta que Luli le pegue a Lali. Piensen ustedes cuántos héroes modernos recordamos en nuestras calles: el padre Hurtado, la Sor Teresa (creo), Neruda, Mistral*** ****. Y se prolonga la traición al intentar quitar el justo reconocimiento de Merino Benítez cuando se propone cambiar el nombre al aeropuerto.
En fin, al parecer no me va a quedar otra más que ser un ciudadano ilustre de vida ejemplar y muerte dramática y multimedia, de algún modo.
Buenas noches, mis terrícolas lectores*****
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* Los nombres se han cambiado para proteger a los inocentes**
** Es decir a mí
*** En realidad no he hecho ninguna estadística más allá de recordar nombres de calles
**** Pinochet no cuenta. Allende tampoco.
***** Ya sigo contando sobre mis vacaciones
* Los nombres se han cambiado para proteger a los inocentes**
** Es decir a mí
*** En realidad no he hecho ninguna estadística más allá de recordar nombres de calles
**** Pinochet no cuenta. Allende tampoco.
***** Ya sigo contando sobre mis vacaciones
interesante pregunta... NPI cómo postular a tener el nombre de una calle...
aquí existe la calle Juan Grundstrong, y hasta donde sé, la gracia que tuvo es que fue el primero en tener una botica en Isla de Maipo, y además ser el papá de uno de los concejales de turno.
Igual me gustó la idea, y de alguna manera postularé a un nombre de calle en vida, tal como don Francis.