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Es difícil expresar, con palabras o de otro modo, la extraña sensación de pesar que la desaparición de un inglés que nunca en mi vida ví me causa. Es verdad, el sentimiento es proporcional a la distancia emocional que nos separa del resto de las personas. Nunca lloraría por un transeúnte muerto ni por una vaca anónima; ni siquiera por una niña conocida post portem en noticiarios. Mi corazón está blindado frente a gente que no conozco. Pero Colin McRae animó muchos de mis fines de semana, tanto en términos puramente automovilísticos como la leyenda del rally que era, como por la pura y bruta emoción que generaba en mí ver correr su Impreza o su Focus o jugando sus tremendos videojuegos. El último juego que lamentablemente probé pero no corrió en mi PC es, justamente, el Colin McRae Dirt .


No es mi intención hacer un recuento de la vida este gran campeón; wikipedia tiene mejores reseñas que las mías. Permítome tan sólo adherirme al dolor de la familia automovilística, y expresar que Colin McRae siempre tendrá un lugar en mis recuerdos.

Etiquetas: automovilismo, colin mcrae