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Entre el sábado y hoy he tomado 10 micros de los 13 viajes que he hecho. De estos 10 viajes, sólo en uno he tenido que esperar mucho rato. Veo por la televisión que la gente reclama y reclama, diciendo que ha debido esperar horas y horas por una micro. Hasta ví a un señor diciendo que llevaba 5 horas esperando una micro desde Estación Central a Quilín. Y bueno, ¿estaré ciego, que sólo a mí me funciona el transantiago? Lo dudo mucho.

Si usted, Sr., quiere tomar una micro que vaya desde Estación Central a Quilín, deberá esperar sentado. Lo que debe hacer es tomar la 401 hasta Vic. Mackenna, luego la 403 hasta la plaza Egaña y desde ahí la D12 hasta Quilín. O gastar 400 pesos y tomar metro. El anterior esquema, una micro que me lleva a cualquier parte, ya no corre. No sirve más. ¿No lo vé? teníamos montones y montones de micros pasando por nuestras avenidas principales, arruinando nuestros pavimentos, autos y nervios. ¿No se da cuenta? Por cada avenida pasaban MONTONES de micros que a usted no le servían. Ahora, hay varias maneras de llegar a la misma parte.

El diseño de transantiago es, desde el punto de vista de la ingeniería, hermoso. Es la analogía a una cinta transportadora: en vez de tener muchas cintas abarrotando el espacio disponible, ahora hay pocas cintas cortas que lo depositan a Ud. en otras cintas relativamente cortas y así, hasta que llega a su destino. Claro, el diseño tiene problemas, algunos obvios y otros para nada obvios. Un problema obvio es que cada transbordo conlleva, en promedio, 10 minutos perdidos en teoría. En la práctica, es mucho más. Uno problema menos obvio es que es difícil absorber el flujo de personas de las avenidas más importantes con la cantidad de troncales y alimentadores que circulan actualmente por ellas. Problemas para nada obvio es que las paradas alejadas, aunque saludables para el santiaguino promedio, aprobleman terriblemente a las personas de edad y discapacitadas; que muchos antiguos paraderos no son paraderos ahora, pero la gente se sigue amontonando en ellos; que este sistema, que se compone de innumerable pequeñas ruedas, depende de la buena voluntad de muchas muchas personas cuya voluntad nunca ha sido buena. En el anterior esquema, si una micro no llegaba donde usted iba, tomar dos lo llevaban cerca a su destino. En este esquema, si una alimentadora deja de funcionar, una área de unas 100 cuadras (cuadradas) deja de tener transporte. Este sistema es demasiado poco redundante. Es demasiado fácil que algún dueño de alguna empresa de transporte (por decir un nombre, por ejemplo, Deametro Marinoka) deje a media comuna sin transporte si decide que sus micros deben todas hacer viajes charter a la playa.

Con respecto a las opiniones tremendamente ácidas que da la gente en los paraderos, mi opinión es, en primer lugar, que cualquier cambio que se haga a la manera en que la gente hace las cosas te lo van a criticar. Obligas a la gente a pensar y a cambiar sus costumbres, y al humano promedio eso no le gusta. Eso te lo enseñan en SIA (IN55A) y se llama resistencia al cambio. Otra cosa, es que la gente sobre la micro es más feliz que la gente que no se pudo subir a la micro, porque la gente sobre la micro ya no está esperando. Pero la gente sobre la micro no es entrevistable, i.e., todas las entrevistas serán a la gente en el paradero, que se encuentra molesta.

Y finalmente, sobre Zamorano, hay que decir que este tipo es suficientemente inteligente como para saber que la gente lo iba a odiar por un rato. No importa cuánto le hayan pagado o si anda o no en micro, él sabía que la gente le iba a echar la culpa a él por los problemas de este nuevo sistema. He hizo la pega de todos modos. Eso es loable. Aunque por otra parte, a la larga la gente no lo va a dejar de querer por esto. El está metido en centro del corazón chileno.

Saludos, mis terrícolas lectores.

PD: La foto es cortesía de friendofsnails. Gracias por permitirme usarla aquí ;)

Etiquetas: sociedad, transantiago, transporte, zamorano