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21:35. El en instante en que bajo del bus y mi pie toca el suelo, el suyo se eleva, raudo. Desde la distancia de un beso a veinte mil kilómetros.

Veinte mil kilómetros.

La fibra de mi corazón se desgarra 200 metros por segundo, a la velocidad de crucero de un 767/300

Este va a ser un mes muy largo.

Ayer, como todos los lunes, me fuí a acostar después de "Rides", sabiendo que me tengo que levantar a la hora de Overhaulin'. Pero olvidé el "pequeño" detalle del cambio de hora. O sea, me fuí a acostar una hora más tarde de lo que debía y por ende fuí totalmente incapaz de abrir los ojos en la mañana. Sumando y restando, tomé el bus a eso de las 10, una hora más tarde de lo que debía hacerlo. Pero para mi mente, claro es la hora adecuada. No siento el mal humor de dormir una hora menos; siento el mal humor de ir una hora tarde.
La medida del cambio horario fué establecida, si mal no recuerdo, a fines de los '60, con el fin de aprovechar mejor las horas de luz natural y, por ende, aumentar la productividad del trabajo, ahorrar energía, aumentar el PIB del país y, en resumidas cuentas, hacer más feliz a la gente. Estudios recientes ponen en duda el ahorro de energía, por lo bajo. La gente no produce más, porque duerme menos. El PIB no aumenta. Lo único que aumenta es la molestia de las personas y las ventas de aspirina (en estos momentos, necesito una). Hace años se sabe esto. ¿Porqué seguimos cambiando la hora? El día del cambio al horario de invierno es, probablemente, el día con menos suicidios del año, el día que los micreros mejor te tratan, el día que el pasto es más verde. Porque te dejaron dormir una hora más. Sin embargo, observen, mis queridos lectores, la cara de sus compañeros de trabajo hoy martes, primer día hábil luego del cambio de horario. Los que no sufran tratando de disimular su mal humor, estarán francamente insoportables.
Propongo que, aunque se oscurezca más temprano, dejemos permanentemente el horario de invierno, de modo que siempre que salgamos de casita para iniciar un nuevo día, ya haya salido el sol.

Hoy, sin querer, me quede viendo en el E! "Los solteros mas sexys", a ver si yo aparecía por alguna parte. Cuando llegaron al top 1 y vi que no era yo, me di cuenta de que cuando las periodistas decían que debía ser "filthy rich" se referían al grosor de la billetera y no al del sex appeal. Por eso quedé afuera. Pero viendo bien el asunto, la verdad que todos los nominados, salvo uno que otro, eran monigotes promedio, medios feúchos, pero bien vestidos, afeitados o desafeitados, peinados y hablados. Entonces, en medio de mi horario blogger mental -que viene a ser como todos los días entre el desayuno y Cerrillos, y que es donde pienso en algo interesante de bloggear, aunque después se me olvide (buen ejercicio mental)-, y recordando que estamos en medio de la tercera temporada de Nip/Tuck (que buena serie), de Cirugía de Cuerpo y Alma y de demandas al doc. Vidal, es que hago un ejercicio de actualidad übersexual, y me pregunto: "Alfredo, ¿que es lo que no te gusta de tí?".

Uff!!! difícil pregunta. Sé que soy da TRU sexiest man alive, pero eso no significa que sea perfecto. En primer lugar, porque en realidad es lo único que me acompleja, me haría un transplante de pelo, rellenando nomás donde falta. O me depilaría quirúrgicamente el cráneo, a lo Asesino por Naturaleza. También es una buena opción. Otra cosa, que no me acompleja pero me duele, es mi rodilla derecha. Me la cambiaría por una de aleación de titanio/cobalto/estroncio; así no me dolería nunca más, y podría decir "No me obligues a usar esto!!!!" a lo Rodillera de Bronce. Además, le podría pegar stickers de Magnaflow o Foose, a lo "enchúlame a rodilla". Con respecto
a la ponchera que me identifica como verdadero hijo de Beauchef, se baja a punta de kungfu y lechugas. De verdad, lo único realemente evitable pero rebelde es ese molesto Michelin aro 20, que no es mucho, pero es suficiente para hacerme sacar la lengua cuando subo con mi mochila y bolso de entrenamiento por la escalera del DCC. Además, oculta mi impresionante juego de calugas, lo que a mí me da lo mismo, pero es injusto para las ladies.

Como ejercicio de Fashion Emergency más cercano a la realidad, invito a mis amigas y a mi querida señora polola a que me aconsejen sobre qué trapos otorgan mayores bonificadores de carisma, puesto que veo que inexorablemente se acerca el momento en que deberé allegarme a mi reseller de pilchas con mejor relación calidad/costo/cercanía/lista de movios a elegir la colección Verano 2005 que llevaré puesta (la cual será, probablemente, igual a la Verano ((for i=10; i > 0 ; i--) 2005 - i), que es lo que me agradaría evitar).

PD: Si alguien sabe donde hay un barbero, avíseme, que me he cansado de afeitarme. Se pierde mucho tiempo, se pasan malos ratos, no hay buena conversación, se pierde mucha sangre, las máquinas se desafilan en los peores momentos, etc. Lo único bueno es el resultado.